Frutas, verduras y hortalizas, cereales, productos lácteos, pan, aceite de oliva y agua, como bebida principal, deben consumirse a diario y ser los verdaderos protagonistas de nuestra dieta y la de nuestros hijos todo el año, pero en especial durante los meses de verano. Niños y niñas son el grupo de población que debe recibir una especial atención en cuanto a su alimentación dado que se encuentran en un periodo de crecimiento y de formación de huesos y músculos. Además, es importante, según los expertos, fomentar en ellos una vida físicamente activa que, una vez incorporada a sus hábitos de vida, les acompañará para siempre.
La alimentación veraniega debe estar compuesta de comidas ligeras, más frecuentes y menos abundantes, y ser rica en agua y líquidos, lo que ayuda a soportar mejor el calor dando una sensación de bienestar. Hábitos que debemos mantener también durante los días en que viajemos a cualquier destino turístico, sea éste de playa o de montaña.
José Manuel Moreno, pediatra y miembro del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), comenta que la “filosofía” de los hábitos alimentarios no debe modificarse especialmente según el destino turístico que elijamos para pasar las vacaciones. Moreno comenta que, “verdaderamente, no debe haber un cambio de dieta; es decir, ésta debe ser variada, rica en frutas, verduras y cereales, con agua como bebida principal en un ambiente de ejercicio y vida activa”. Sin embargo, el pediatra sí aboga por un cambio en la presentación de los alimentos y la forma de llevar a cabo esa dieta que resulte mucho más apetecible y deseable para los más pequeños de la casa. En su opinión, es importante que nos aprovechemos de la variedad de frutas que nos brinda esta estación y manifiesta la importancia que tiene la elaboración de platos diferentes que capten el interés y la curiosidad de nuestros hijos. Por ejemplo, el pediatra aconseja elaborar sopas frías de verduras como el gazpacho o el salmorejo.
Leer noticias entera aquí .