La alimentación adecuada durante la infancia y la adolescencia supone uno de los pilares principales para un crecimiento saludable, que ayudará a niños y adolescentes en su correcto desarrollo, tanto físico como cognitivo.
Actualmente, las prisas y el fácil acceso a productos procesados lleva a que algunas familias descuiden la atención que merece la alimentación Además, no siempre es fácil conseguir que los más pequeños de la casa consuman frutas y hortalizas.
Queremos enumerar algunos consejos que pueden hacerlo un poco más sencillo:
-Ve al súper en familia: Hacer la compra no tiene por qué ser algo aburrido. A los niños les encanta que sus padres les hagan partícipes de las decisiones de ‘los mayores’ así que llevarles al supermercado y ayudarles a que sean ellos quienes elijan los productos que van a consumir en los próximos días se puede convertir en una actividad interactiva de lo más divertida.
Además de hacer que se sientan responsables de su alimentación, aprenderán de dónde viene la comida.
-A cocinar se ha dicho: Una vez que saben de dónde viene la comida, el siguiente paso que puede ser divertido poner en práctica es enseñar a los pequeños a preparar sus propios platos o los de toda la familia. Se les puede hacer partícipes, dejando que sean ellos quienes se encarguen de las tareas más sencillas e incluso buscar recetas que les permitan cocinar de principio a fin. De esta forma conocerán de primera mano qué comerán ese día, qué es lo que lleva la comida y cómo se tratan los alimentos para cocinarlos.
Además, suele ocurrir que cuando se sienten partícipes de la preparación de la comida, por curiosidad, prueban lo que han cocinado y es una ocasión maravillosa para que prueben alimentos nuevos.
-Un único menú: A nadie se le escapa que los niños son auténticas esponjas y hacen todo lo que ven en casa. Si nos ve comer de manera saludable y además disfrutamos haciéndolo, el niño repetirá lo mismo. Así que nada de preparar un plato distinto para cada miembro de la familia, mejor el mismo para todos.
-Que no odien la comida: A muchos nos ha pasado que de repente un día descubrimos que un alimento que de pequeños detestábamos ahora nos encanta. Esto es porque a lo largo de los años nuestras preferencias cambian. Asimismo, seguro que hay algunos alimentos que te niegas a probar, simplemente porque tienes un mal recuerdo de cuando era pequeño. Precisamente para que eso no pase, y los peques no odien la comida, es mejor no presionarles. Se les puede ofrecer algo y si lo rechazan dejarlo pasar. Seguro que otro día les encanta.
– No todos tenemos hambre a la misma hora: Los niños son los únicos que escuchan la señal de saciedad que el cerebro les manda cuando están comiendo, y paran cuando no quieren más. Por ello, si nuestro niño decide no comer más es porque se ha saciado. Respetémosle. Es importante entender que ellos no van a tomar la misma cantidad de comida que nosotros. Si el niño no tiene hambre, no le obligues a comer.
-Nada ocurre porque sí: A veces se nos olvida que a los niños hay que explicarles las cosas. Es recomendable argumentarles por qué es mejor elegir cierto tipo de alimentos (como las frutas y hortalizas) antes que los ultraprocesados pero no prohibírselos sin motivo alguno. Cuando les damos información, les ayudamos a tomar mejores decisiones por sí mismos.
Aprovecha para poner en práctica estos consejos y verás cómo los peques se suman a la alimentación saludable.