Las vacaciones en familia, tanto para niños como para padres, están asociadas con ocio, diversión y descanso. Estos aspectos, que conducen al relax y al cambio de la rutina para los adultos, suponen una parte fundamental en el desarrollo de los niños. Según un estudio elaborado por HomeToGo, buscador de alojamientos vacacionales, los periodos vacacionales influyen positivamente en seis aspectos de su crecimiento: el desarrollo de los sistemas cerebrales, la creatividad, la concentración, el coeficiente intelectual, la felicidad y los lazos familiares.
Las experiencias que se viven durante los periodos de vacaciones activan una serie de componentes del comportamiento humano que favorecen positivamente el desarrollo intelectual. En concreto, se fomenta el deseo de la curiosidad y de la interacción social en los niños y se liberan neurotransmisores del bienestar (entre los que destacan los opioides, la oxitocina y la dopamina) que juegan un papel fundamental en el desarrollo del carácter y las relaciones sociales. Estos neuroquímicos reducen el estrés, activan los sentimientos de cercanía y generosidad y contribuyen a la mejora de su bienestar.